Por Isabel del Río*
“¿Qué es el Arte? La respuesta a esta pregunta está todavía sin contestar o, hablando con propiedad, tan contestada que la información excede la claridad y los diferentes análisis provocan contradicciones en la definición.
Lo que es cierto es que la técnica, temática y ejecución de las obras de Leonardo da Vinci, Velázquez, Van Gogh, Picasso, Pollock o Marc Rothko presentan tan abismales diferencias que la definición de la palabra Arte no puede ser estricta si debe englobar todas estas manifestaciones.
Tal vez su punto de unión sea sólo uno, que es demasiado importante porque hace referencia al obligado y solitario camino que todo ser humano ha de recorrer para alcanzar cierta sabiduría. Es un camino frontera entre razón y sin razón, explicaciones y fantasías, ilustración y pesadillas que componen lo que somos y, a su vez, nos asusta ser, y su recorrido conduce a la belleza en el sentido clásico griego del término: es decir, a la verdad.
Tan fatalmente unido está este viaje al curso de la vida de todo ser humano que tanto hombres como mujeres, con más o menos acierto, han de recorrerlo. Sin embargo, se viene insistiendo en la cercenadora idea de que durante siglos sólo los hombres tuvieron el privilegio de atravesarlo y de que las mujeres, sumisas, admitieron la impuesta situación de contemplarlo desde lejos y escuchar sobre sus maravillas a través de las manifestaciones artísticas que los varones creaban y mostraban.
Esta afirmación atenta contra el sentido común y es, desde luego, absolutamente falsa. En el ensayo “Las Chicas del Óleo, pintoras y escultoras anteriores a 1789” que acaba de publicar editorial Akrón, recopilo la vida y obra de más de 200 mujeres que antes de la Edad Contemporánea se dedicaron plenamente a la vida artística, tuvieron éxito y fueron reconocidas por las más poderosas instituciones de su momento: Catharina van Hemessen, Sofonisba Anguissola, Lavinia Fontana, Artemisia Gentileschi, Elisabetta Sirani, Judith Leyster, Anna Therbusch o Elisabeth Vigée-Lebrun llenaron con su paleta de colores la sociedad de los siglos XVI, XVII y XVIII y, aunque hoy queramos olvidarlo, gozaron en su momento de reconocimiento y de una vida independiente.
Creo que va siendo hora de que incluyan en los programas y manuales del bachillerato español a estas “Chicas del Óleo” y se las devuelva el prestigio que en su día ya habían conquistado y que también es el nuestro. Hacerlo supondría devolver también la dignidad a las mujeres actuales que se sentirían apoyadas por sus antepasadas y no seres sin herencia que, ahora, han de construirse partiendo de la nada o de una mentira que afirma que nunca supimos desarrollar habilidades que fueran más allá de la cabaña. No somos papel en blanco sobre el que cualquiera pueda escribir a su antojo. Los derechos no se regalan, se conquistan y nosotras hace mucho tiempo que los habíamos conquistado.”
*Isabel del Rio es directora de arte de la revista cultural bilingüe (español-inglés) Yareah magazine (http://www.yareah.com) desde donde promueve jóvenes artistas y autores de más de 50 países.
Ha publicado la novela “Ariza” (editorial Alcalá, 2008) y “Las Chicas del Óleo, pintoras y escultoras anteriores a 1789” (editorial Akrón, 2010).
Es profesora de Historia del Arte en Madrid.
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