"Louise Breslau ha muerto. Marie Bashkirtsev (sic) cuyo famoso diario rebosaba de
celos pictóricos por el creciente éxito de Mlle. Breslau en los primeros salones,
murió, quizá de envidia artística, a la edad de veinticuatro años. Breslau,
pintora superior, siguió viviendo medio siglo más y acaba de morir a los setenta,
recordada tan sólo porque fue envidiada por la joven Bashkirtsev, hace muchos,
muchos años. Sic gloria."Louise Breslau, AutorretratoEsta breve necrológica apareció en 1927 en la sección quincenal "Carta desde Paris", en las páginas de The New Yorker. Su autora, Janet Flanner -conocida como Gênet- no deja duda sobre su preferencia.Fuente:FLANNER, Janet: París era ayer(1925-1939), Alba editorial, Barcelona, 2005. Pág.73
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23 dic 2009
BRESLAU versus BASHKIRTSEFF
14 sept 2009
Rebuscando en la biblioteca de Remedios Varo

5 abr 2009
Maruja Mallo. Obituario
La pintora surrealista Maruja Mallo falleció el lunes por la tarde, a los 93 años de edad, en el Hospital Geriátrico de Madrid. Maruja Mallo estuvo presente en todos los movimientos artísticos españoles antes de la guerra civil.EFE Madrid

(Artículo aparecido en Heraldo de Aragón, 8 de febrero de 1995. pag.37)
“Los restos mortales de la pintora Maruja Mallo fueron incinerados ayer en el crematorio de la Almudena en la más estricta intimidad familiar. Acompañaron a Maruja Mallo —cuyo verdadero nombre era Ana María Gómez González— en esta ceremonia sus hermanos Emilio, Angel y Lola, y sus sobrinos Elena y Antonio, hijos de Emilio. Las cenizas de la última pintora del surrealismo histórico viajarán a Galicia, donde nació Maruja Mallo hace 93 años. La pintora, que falleció el lunes en el geriátrico de Carabanchel, en el que llevaba residiendo una década, fue calificada por la ministra de Cultura, Carmen Alborch, como «una de las grandes mujeres que pertenecieron al movimiento surrealista». La ministra reveló que estaba previsto organizar una exposición de la obra de Maruja Mallo, pero que aún no había podido ser concretado el proyecto. Además de Carmen Alborch y los familiares, visitaron la capilla ardiente Fernando Baeza, senador de la primera legislatura y embajador en Estrasburgo con Fernando Morán; Pablo Jimenez, director de la Fundación Cultural Mapfre; y Juan Pérez de Ayala, critico de arte y biógrafo de Maruja Mallo. Emilio Gómez González, hermano de Maruja Mallo, confirmó que «había un proyecto en firme de hacer una exposición pronto» y recordó que la pintora había muerto «tranquila y contenta de ver que en Galicia su obra gustaba a los jóvenes y a los intelectuales». En septiembre de 1993 el Centro Gallego de Arte Contemporáneo de Santiago organizó la última gran muestra de la obra de Maruja Mallo, en la que se reunieron más de 100 piezas, con más de 50 óleos, procedentes de varios museos americanos, del Centro Nacional Reina Sofia y de colecciones particulares en España y extranjero.
El exilio que vivió Maruja Mallo en América Latina fue «duro», según Emilio Gómez, pero resultó «suavizado» gracias a que personalidades como Ortega y Gasset «la valoraron y colaboraron a colocarla en su sitio». Mallo volvió a España en 1965, con motivo del cincuentenario del movimiento surrealista español, y asistió a una paulatina recuperación de su obra, que culminó en 1982 con la consecución de la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes.
EFE Santiago de Compostela
El pintor coruñés Eugenio Granell calificó ayer a la pintora surrealista Maruja Mallo, como "una de las grandes artistas españolas del siglo, cuya obra tiene una trascendencia mundial". Granell, el otro gran representante del surrealismo nacido en Galicia, declaró que la obra pictórica de Mallo «no pertenece sólo a Galicia ni a España, sino al mundo», y calificó de «mujer excepcional» a la pintora, fallecida en el Hospital Geriátrico de Madrid. El pintor mostró su pesar por la muerte de esta artista y consideró que era un día «de luto para todos los que la hemos conocido y amamos
el arte».
Granell, que es junto a Mallo el único artista gallego representado en la colección del Centro de Arte Reina Sofia (CARS), recordó que conoció a la artista en Madrid en la época de la República. «Yo estudiaba música entonces y Maruja Mallo ya era una pintora reverenciada y prestigiada por todos, amiga de Juan Ramón Jiménez y de Ortega, de Pedro Salinas, Guillén y Lorca, pese a que eran mucho mayores que ella», indicó el artista coruñés. Insistió en la «dimensión internacional» del arte de Maruja Mallo, que «rebasa las fronteras españolas», y destacó especialmente además los años que vivió exiliada en Argentina, donde desarrolló brillantemente su trabajo como pintora y continuó desarrollando una intensa actividad creativa.”
Magia de meigas: Maruja Mallo
EXPOSICIONES
Antológica de Maruja Mallo
Magia de meigas
Con motivo de la apertura del Centro de Arte Contemporáneo de Galicia, en Santiago de Compostela, se ha presentado, entre los meses de septiembre a diciembre, una muestra antológica de esta veterana pintora
La elección de la artista para tal evento está justificada por tratarse de una gallega de nacimiento (Vivero, 1902). La moder nida de Maruja está fuera de toda duda. Miembro destacado de la primera vanguardia española, es una de las pocas mujeres de su tiempo que enlazan con la modernidad desde su más temprana juventud. Como Salvador Dalí, es el prototipo de artista cuya obra trasciende a lo plasmado en papeles y lienzos. Al final es el ser humano propio la más genuina creación de su arte. Vestida y tocada de algas, en la Isla de Pascua, o abrigada con su chaquetón de piel de lince y el pelo teñido de «rubio veneciano», en sus últimas apariciones en Madrid Maruja destila la autenticidad del artista que entendió la vanguardia como una actitud vital y una forma de ser. En el caso de la Mallo el asunto parece entroncar con la tradición mágica de su Galicia natal. Es como si la artista hubiera estado tocada por las meigas. Porque el sentido mágico de lo humano sus costumbres, necesidades y mitología estará constantemente presente en su obra, al margen de las evoluciones formales.
Comienza a dibujar de forma espontánea siendo una niña, copiando las ilustraciones de las revistas de la época. El traslado de la familia a Madrid posibilita que, junto a su hermano Cristino, entren a estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. En Madrid conoce a Rafael Alberti, José Bergamín, Luis Felipe Vivanco, Federico García Lorca y Salvador Dalí. Entra en contacto con la Residencia de Estudiantes y con otras jóvenes «emancipadas» como María Zambrano y Concha Méndez. Ha entrado en la modernidad, en un momento en el que gran número de sus representantes estaban en Madrid. Pronto encontrará una gran oportunidad: conoce a D. José Ortega y Gasset, quien decide organizar una exposición de su obra en los salones de la «Revista de Occidente». Esta fue la única exposición que realizó la citada revista, y constituyó un éxito resonante. Era el año 1928. Por aquel entonces colabora con Alberti en la ilustración de su libro «Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos», y realiza decorados y figurines para la obra «La pájara pinta», también de Alberti.
(imágenes: Estampa., 1927. «Actriz», 1942)
Su pintura, hasta ese momento colorista, se transforma radicalmente. Inicia las series, monocromáticas de «Cloacas y campanarios», «Fósiles», «Espantapájaros» y «Espantapeces». Al comienzo de los años 30 viaja a París, donde expone. En 1933, de nuevo en Madrid, inicia su serie de «Arquitecturas minerales y vegetales», que revelan su preocupación por la Naturaleza. Conoce a Miguel Hernández, a los pintores Luis Castellanos y Benajmín Palencia y al escultor Alberto Sánchez, participa en los postulados de la primera «Escuela de Vallecas» y se compromete con las labores educativas y sociales de la República. Realiza platos de cerámica decorados con motivos populares españoles. Colabora también en el intento de Torres-García de poner en marcha en Madrid el «Grupo constructivo». En 1936 participa en la exposición «L’Art espagnol contemporain» de París, en la «Exposición Lógicofobista» de los surrealistas en Barcelona y expone en las salas del ADLAN madrileño. Estaba presente, pues, en cuantas manifestaciones de la modernidad se le presentaban a mano.
La guerra civil le sorprende en Galicia, donde estaba con las Misiones Pedagógicas. Desde allí pasa a Portugal y, ayudada por Gabriela Mistral, parte hacia la Argentina. En América del Sur residirá hasta comienzos de los sesenta. Trabaja intensamente, expone en numerosos países, y da conferencias sobre teoría del Arte. En 1948 había expuesto en Nueva York. Durante la década de los cincuenta permanece retirada de la actividad pública. En 1962 regresa a Madrid, donde pasará veinte años trabajando, hasta que en 1984 enferma y es ingresada en una residencia, donde continúa alojada en la actualidad. Su obra, aunque influida por los diversos movimientos de vanguardia durante el largo trayecto de su vida, destila una gran personalidad, dentro de las varias evoluciones que ha atravesado.
(Imágenes: «El mago, 1926. «Sin título»)
22 feb 2009
Leonora Carrington, Max Ernst y el surrealismo, según Anaïs Nin

Max Ernst viene de vez en cuando para ver qué tal salen las reproducciones de sus dibujos [en la BlacK Sun Press, con textos de Paul Éluard]. Es bajo, muy delgado, muy tieso, y tiene perfil de pájaro. La boca es pequeña; y las mejillas, ahuecadas. Tiene una sonrisa breve y parsimoniosa, y una mirada inocente; pero en conjunto, su rostro trasluce perspicacia y mordacidad.
[...] Cuando encontré a Eleanora Carrington en la oficina del Doctor Jacobson, me sorprendió diciéndome que lo que más le preocupa es que pueda llegar a secársele la fuente que le proporciona las imágenes que pinta o la materia prima para la escritura. A mí esto ha sido siempre lo que menos me ha preocupado.
Creo que muchos surrealistas simularon sus sueños. Simularon el inconsciente, la locura y lo fantástico. La simulación siempre se traiciona a sí misma, porque al final desemboca en la aridez.
[...] Siempre sentí en presencia de los surrealistas, como grupo, que en ellos era el intelecto quien convocaba al inconsciente y le hacía actuar. Ninguno de ellos anda, llora, rie, siente. Cuando el inconsciente se manifiesta de manera auténtica, pasas a ser como el primitivo poseído. En cambio, los surrealistas no son poseídos, sino que poseen. Para ellos todo es un juego, un juego de ingenio y brillantez. Los que estaban verdaderamente poseídos perdieron la razón." [*]
-ANAÏS NIN, Diario III, invierno de 1942-
20 feb 2009
"Elegía a María Blanchard". Federico García Lorca.
"Señoras y Señores:
Yo no vengo aquí, ni como crítico ni como conocedor de la obra de María Blanchard, sino como amigo de una sombra. Amigo de una dulce sombra que no he visto nunca pero que me ha hablado a través de unas bocas y de unos paisajes por donde nunca fue nube, paso furtivo o animalito asustado en un rincón. Nadie de los que me conocen pueden sospechar esta amistad mía con María Gutiérrez Cueto, porque jamás hablé de ella, y aunque iba conociendo su vida a través de relatos originales siempre volvía los ojos al otro lado, como distraído, y cantaba un poco porque no está bien que la gente sepa que un poeta es un hombre que está siempre ¡por todas lascosas! a punto de llorar.
¿Usted conocía a María Blanchard? Cuénteme...
Uno de los primeros cuadros que yo vi en la puerta de mi adolescencia, cuando sostenía ese dramático diálogo del bozo naciente con el espejo familiar, fue un cuadro de María. Cuatro bañistas y un fauno. La energía del color puesto con la espátula, la trabazón de las materias y el desenfado de la composición me hicieron pensar en una María alta, vestida de rojo, opulenta y tiernamente cursi como una amazona.
Los muchachos llevan un carnet blanco, que no abren más que a la luz de la luna, donde apuntan los nombres de las mujeres que no conocen para llevarlas a una alcoba de musgos y caracoles iluminados, siempre en lo alto de las torres. Esto lo cuenta Wedekind muy bien y toda la gran poesía lunar de Juan Ramón está llena de estas mujeres que se asoman como locas a los balcones y dan a los muchachos que se acercan a ellas una bebida amarguísima de tuétano de cicuta.
Cuando yo saqué mi cuartilla para apuntar el nombre de María y el nombre de su caballo me dijeron: "es jorobada".
Quien ha vivido como yo y en aquella época en una ciudad tan bárbara bajo el punto de vista social como Granada, cree que las mujeres o son imposibles o son tontas. Un miedo frenético a lo sexual y un terror al "que dirán" convertían a las muchachas en autómatas paseantes, bajo las miradas de esas mamás fondonas que llevaban zapatos de hombre y unos pelitos en el lado de la barba.
Yo había pensado con la tierna imaginación adolescente que quizá María, como era artista, no se reiría de mí por tocar al piano "latazos clásicos", o por intentar poemas, no se reiría, nada más, con esa risa repugnante que muchachas y muchachos y mamás y papás sucios tenían para la pureza y el asombro poético, hasta hace unos años, en la triste España del 98.
Pero María se cayó por la escalera y quedó con la espalda combada expuesta al chiste, expuesta al muñeco de papel colgado de un hilo, expuesta a los billetes de lotería.
¿Quién la empujó? Desde luego la empujaron; "alguien", Dios, el demonio, alguien ansioso de contemplar a través de pobres vidrios de carne la perfección de un alma hermosa.
María Blanchard viene de una familia fantástica. El padre un caballero montañés, la madre una señora refinada; de tanta fantasía que casi era prestidigitadora. Cuando anciana iban unos niños amigos míos a hacerle compañía y ella, tendida en su lecho, sacaba uvas, peras y gorriones de debajo de la almohada. No encontraba nunca las llaves y todos los días tenía que buscarlas y las hallaba en los sitos más raros, por debajo de las camas o dentro de la boca del perro. El padre montaba a caballo y casi siempre volvía sin él, porque el caballo se había dormido y le daba lástima el despertarlo. Organizaba grandes cacerías sin escopetas y se le borraba con frecuencia el nombre de su mujer. En esta distracción y este dejar correr el agua, María Gutiérrez se iba volviendo cada vez más pequeña, una mano le tiraba de los pies y le iba hundiendo la cabeza en su cuerpo como un tubo de "Don Nicanor que toca el tambor".
En este tiempo que corresponde a la apoteosis final de Rubén, vi yo el único retrato de María que he visto, y era una criatura triste, no sé de quién, en la que está al lado de Diego Rivera el pintor mexicano, verdadera antítesis de María, artista sensual que ahora, mientras que ella sube al cielo, él pinta de oro y besa el ombligo terrible de Plutarco Elías Calles.
En la época en que María vive en Madrid y cobija en su casa a todo el mundo, a un ruso, a un chino, a quien llame a la puerta, presa ya de este delicado delirio místico que ha coronado con camelias frías de Zurbarán su tránsito en París.
La lucha de María Blanchard fue dura, áspera, pinchosa, como rama de encina, y sin embargo no fue nunca una resentida, sino todo lo contrario, dulce, piadosa, y virgen.
Aguantaba la lluvia de risa que causaba, sin querer, su cuerpo de bufón de ópera, y la risa que causaban sus primeras exposiciones, con la misma serenidad que aquel otro gran pintor, Barradas, muerto y ángel, a quien la gente rompía sus cuadros y él contestaba con un silencio recóndito de trébol o de criatura perseguida.
Aguantaba a sus amigos con capacidad de enfermera, al ruso que hablaba de coches de oro, o contaba esmeraldas sobre la nieve, o al gigantón Diego Rivera que creía que las personas y las cosas eran arañas que venían a comerlo, y arrojaba sus botas contra las bombillas y quebraba todos los días el espejo del lavabo.
Aguantaba a los demás y permanecía sola, sin comunicación humana, tan sola, que tuvo que buscar su patria invisible, donde corrieran sus heridas mezcladas con todo el mundo estilizado del dolor.
Y a medida que avanzaba el tiempo, su alma se iba purificando y sus actos adquiriendo mayor trascendencia y responsabilidad. Su pintura llevaba el mismo camino magistral, desde el cuadro famoso de "La primera comunión" hasta sus últimos niños y maternidades, pero atormentada por una moral superior daba sus cuadros por la mitad del precio que le ofrecían, y luego ella misma componía sus zapatos con una bella humildad.
La vida y pasión de Cristo fue tomando luz en su vida y, como el gran Falla, buscó en ella norma, dogma y consuelo. No con beatería, sino con obras, con grave dolor, con claridad, con inteligencia. Lo más español de María Blanchard es esta busca y captura de Cristo, Dios y varón realísimo; no al modo de la fantástica Catalina de Siena que se llega a casar con el niño Jesús y en vez de anillos se cambian corazones, sino de un modo seco, tierra pura y cal viva, sin el menor asomo de ángeles o milagro.
Su cintura monstruosa no ha recibido más caricia que la de ese brazo muerto y chorreando sangre fresca, recién desclavado de la cruz.
Ese mismo brazo fue el que, lleno de amor, la empujó por la escalera para tenerla de novia y deleite suyo, y esa misma mano la ha socorrido en el terrible parto, en que la gran paloma de su alma apenas si podía salir por su boca sumida. No cuento esto para que meditéis su verdad o su mentira, pero los mitos crean al mundo, y el mar estaría sordo sin Neptuno y las olas deben la mitad de su gracia a la invención humana de la Venus.
Querida María Blanchard: dos puntos... dos puntos, un mundo, la almohada oscurísima donde descansa tu cabeza...
La lucha del ángel y el demonio estaba expresada de manera matemática en tu cuerpo.
Si los niños te vieran de espaldas exclamarían: "¡la bruja, ahí va la bruja!". Si un muchacho ve tu cabeza asomada sola en una de esas diminutas ventanas de Castilla exclamaría: "¡el hada, mirad el hada!". Bruja y hada, fuiste ejemplo respetable del llanto y claridad espiritual. Todos te elogian ahora, elogian tu obra los críticos y tu vida tus amigos. Yo quiero ser galante contigo en el doble sentido de hombre y de poeta, y quisiera decir en esta pequeña elegía, algo muy antiguo, algo, como la palabra serenata, aunque naturalmente sin ironía, ni esa frase que usan los falsos nuevos de "estar de vuelta". No. Con toda sinceridad. Te he llamado jorobada constantemente y no he dicho nada de tus hermosos ojos, que se llenaban de lágrimas, con el mismo ritmo que sube el mercurio por el termómetro, ni he hablado de tus manos magistrales. Pero hablo de tu cabellera y la elogio, y digo aquí que tenías una mata de pelo tan generosa y tan bella que quería cubrir tu cuerpo, como la palmera cubrió al niño que tú amabas en la huída a Egipto. Porque eras jorobada, ¿y qué? Los hombres entienden poco las cosas y yo te digo, María Blanchard, como amigo de tu sombra, que tú tenías la mata de pelo más hermosa que ha habido en España."
8 feb 2009
Mujeres Artistas: Textos / Artículos / Ensayos
- Vorticismo
- BRESLAU versus BARKITSHEFF, Janet Flanner (1927)
- Rebuscando en la biblioteca de Remedios Varo: otra excusa para una nueva exposición
- "Elegía a María Blanchard". Federico García Lorca
- "Sonia Delaunay: Arte y moda".
- "El ángel del hogar": un modelo de mujer en el siglo XIX
- "Suzanne Valadon y Erik Satie: Arte, música y una relación tempestuosa".
- "Vexations, o cómo sobrevivir a Suzanne Valadon".
- "Artistas Australianas en Paris: un descubrimiento".
- "Leonora Carrington, Max Ernst y el surrealismo, según AnaïsNin".
- Maruja Mallo. Obituario-
-"Maruja Mallo: Magia de meigas"
- "Meraud Guinness Guevara, ma mère", Alladine Guevara.
- "Eva Bonnier: 1857-1909".
- "Transgresiones: Ellas llevan los pantalones". Mercedes G. Bravo
- "Especial Centenario: Frida Kahlo". Recopilación de blogs.
- "El ángel del hogar: un modelo de mujer en el s.XIX".Mercedes G. Bravo
- 46, Gordon Street: Vanessa Bell y Virginia Woolf
- "12 rue Cortot: un estudio, tres artistas"
- "Suzanne Valadon y su hijo, Maurice Utrillo". Y lo que no es lo mismo, aunque lo parezca:
- "Maurice Utrillo y su madre, Suzanne Valadon"
- "Dos mujeres del entorno surrealista: Remedios Varo y Claude Cahun".
10 oct 2008
Artistas Australianas en Paris: un descubrimiento



BESSIE DAVIDSON




27 sept 2008
Remedios Varo: LA EXPLORACION DE LAS FUENTES DE LA LUZ.
Por Carmen V. Vidaurre Arenas
(...) leer más/ descargar texto completo
7 jun 2008
Transgresiones: "Ellas llevan los pantalones"

7 de noviembre de 1800:

Pero la prohibición de vestir pantalón no impidió que algunas mujeres se vistieran de hombre, ya por comodidad, ya por espíritu de emancipación.
(foto: Elisabeth Gramond,1889)
Amiga de Honoré de Balzac, acompañó al escritor en un viaje a Italia en 1836. Para evitar habladurías acordaron que Caroline se vestiría de hombre. Luciendo levita, con la fusta en la mano y el aire lleno de determinación, partió a Turín bajo el nombre de Marcel.
"Este traje, que me sienta muy bien, me encanta. Impide el que sea reconocida y me proporciona una infinidad de libertades agradables y nuevas. Esto le va a mi espíritu original", escribió en una carta a su madre.
El recuerdo de éste viaje en compañía de Marcel inspiró a Balzac su novela "El gabinete de las antigüedades".

También famosa por usar ropas de hombre, la pintora francesa Rose Bonheur llevó siempre un estilo de vida poco convencional:
fumaba cigarros en público, cabalgaba a horcajadas y llevaba el pelo en forma de corta melena.
Reconocida entre los mejores pintores de animales de la historia, visitaba contínuamente los mataderos y las fincas ganaderas para estudiar su anatomía. La pesada y complicada moda femenina de la época no era la mejor ropa de trabajo. Empezó a usar vestimenta masculina y fué obligada a conseguir una "autorización oficial de travestismo" de la policía, que debía renovar periódicamente para poder llevar pantalones y fumar... (leer más)
6 jun 2008
"El angel del hogar": un modelo de mujer en el s.XIX

(publicado por M. Torrijos en "Almanaque para 1865")
1.º Amar a un hombre sobre todos los demás
3º Hacerle fiestas
4º Honrarle y desear que sea padre de sus hijos
5º No celarle
6º No fiarle
7º No engañarle
8º No dar calabazas ni mentir
9º No desear más que un prójimo
10º No codiciar el lujo




Para ello tuvieron que superar límites, transgredir ciertas normas, romper barreras... y pagar las consecuencias.
"Matar al ángel del hogar" no salía barato y suponía, en muchos casos, pasar privaciones físicas, ser marginadas, rechazadas, criticadas, olvidadas...
-Berthe Morisot: Pintar en familia.
-Berthe Morisot con ramillete de violetas.
-Le secret de la femme en noir. (Bibliografía)
-Berthe Morisot: la modelo que pintó a Manet. (Bibliografía)
Sobre Suzanne Valadón, pintora postimpresionista y modelo y amante de artistas:
-Suzanne Valadon: eres de los nuestros
-Suzanne Valadon y Erik Satie: arte, música y una relación tempestuosa.
-Vejaciones. O cómo sobrevivir a Suzanne Valadon.
-Retrato de Erik Satie. Suzanne Valadon.
-Suzanne Valadon y su hijo: Maurice Utrillo.
-Maurice Utrillo y su madre: Suzanne Valadon.
-Artistas de Montmartre.
Sobre Camille Claudel, escultora impresionista, modelo y amante de artistas:
-La obra de Camille Claudel en Madrid
-Camille Claudel. La internada, Anne Rivière. (Bibliografía)
-Camille Claudel, Anne Delbée (Bibliografía)
18 may 2008
Diego Rivera: su época europea
En el Museo del Prado, el pintor mexicano estudia y copia obras de Francisco de Goya, especialmente las «pinturas negras» más tardías, y también los cuadros de El Greco, Velázquez y los pintores flamencos. Después de conocer al escritor y crítico Ramón Gómez de la Serna, uno de los más importantes personajes de la bohemia artística y literaria de Madrid, Rivera comienza a moverse en los círculos vanguardistas españoles.
Estimulado por sus nuevas amistades, Rivera se va a Francia en 1909 y sólo volverá a la península ibérica en visitas breves y esporádicas, si bien su evolución sigue estrechamente ligada a sus contactos con artistas e intelectuales españoles.
En París estudia también las obras expuestas en museos, visita exposiciones y conferencias y trabaja en las escuelas al aire libre de Montparnasse y en las orillas de Sena.
En verano hace un viaje a Bélgica y pinta en Bruselas, centro de los artistas simbolistas. Allí conoce a Angelina Beloff. una pintora rusa seis años mayor que él, nacida San Petesburgo en el seno de una familia liberal de clase media. Se había hecho profesora de arte en la a

Tras una breve visita a Londres, donde conoce la obra de William Turner, William Blake y William Hogarth, Rivera y Beloff retornan a Francia a finales de año.
En 1910, después de tomar parte por primera vez en una exposición de la «Société des Artistes Indépendants», viaja nuevamente a Madrid. Su beca había caducado en Agosto de aquel mismo año y era hora de ir pensado en el retorno a México y en el transporte de los cuadros pintados durante su estancia en Europa, que iban a formar parte de una exposición con motivo d Simultáneamente Francisco I Madero, opositor al presidente Porfirio Díaz, proclama la revolución mexicana, que durará diez años. Pese a los disturbios políticos, la exposición es para Rivera un éxito, tanto artístico como económico. El dinero obtenido con la venta de sus obras le permite volver a Paris en Junio de 1911, esta vez para quedarse diez años.

De nuevo en París, Rivera y su compañera Angelina Beloff se instalan, en el otoño de 1911 en la Rue du Départ 26, un edificio en el que tienen sus estudios varios artistas de Montparnasse.
A través de los cuadros de sus vecinos, los pintores holandeses Piet Mondrian, Conrad Kikkert y Lodewijk Schelfhout, que han recibido de Paul Cézanne su forma de expresión artística, Rivera se impregna de estilo cubista. Puede consignarse el año 1913 como el del paso de Rivera al «cubismo analítico» y a la concepción cubista del arte, que cristalizaría en 200 obras pintadas en los cinco años siguientes. Tras los primeros trabajos en esta técnica pictórica, su empeño por desarrollar su propio estilo a base de elementos cubistas y futuristas alcanza su máximo exponente al utilizar una paleta de colores mucho más variada y luminosa, poco usual en la pintura cubista de sus contemporáneos.
La influencia del «cubismo sintético» del pintor español Juan Gris, a quien conoce a principios de 1914, se aprecia cuando Rivera intenta aplicar la composición de cuadrículas típica en el español, en la que cada cuadrícula muestra un objeto distinto y conserva su propia perspectiva. También la mezcla de pigmentos con arena y otras sustancias, así como la aplicación pastosa del color y la utilización de una técnica de collage delatan la influencia de Juan Gris.
Mientras sus obras pueden verse en exposiciones colectivas fuera de Francia, Rivera asiste entusiasmado a las discusiones teóricas de los pintores cubistas. Uno de sus interlocutores más importantes es Pablo Picasso, a quien Rivera ha conocido a través del artista chileno Ortíz de Zárate.
En su primera exposición individual, que tiene lugar en la galería Berthe Weill en abril de 1914, Rivera expone veinticinco obras cubistas, varias de las cuales consigue vender, mejorando así la apurada situación económica del matrimonio de artistas. También puede emprender un viaje a España junto a Angelina Beloff, Jacques Lipchitz, Berthe Kristover y María Gutiérrez Blanchard. Su permanencia en Mallorca se prolonga más de lo previsto debido al estallido de la Primera Guerra Mundial, haciendo entre tanto un viaje a Madrid, donde Rivera se encuentra nuevamente con el escritor Ramón Gómez de la Serna y otros intelectuales españoles y mexicanos. En esta ocasión toma parte en la exposición «Los pintores íntegros», organizada por Gómez de la Serna en 1915, en la que se muestran por primera vez obras cubistas en Madrid, provocando airadas discusiones y críticas.

Después de regresar de España, Rivera se informa de los acontecimientos políticos y sociales que convulsionan su país a través de amigos mexicanos, que viven en el exilio en Madrid o en París, y de su propia madre, que lo visita en 1915 en París. Aunque México se encuentra al borde del caos y la anarquía Rivera está entusiasmado con la idea de un México sacudiéndose el yugo colonial, de un México devuelto al pueblo mexicano, como proclama el héroe popular revolucionario Emiliano Zapata en su «Manifiesto a los mexicanos».
Un poco más tarde, el matrimonio Rivera-Beloff se aloja en un apartamento cerca de Champ de Mars, en la Rue Desaix, lejos del ambiente artístico e intelectual de Montparnasse. El alejamiento de los pintores cubistas se originó por una discusión de Rivera con el crítico de arte Pierre Reverdy en la primavera de 1917, discusión que André Salmón llamará más tarde «L'affaire Rivera». Durante la ausencia de Guillaume Apollinaire, en los años de la guerra, Reverdy se había convertido en teórico del cubismo. En su artículo «Sur le Cubisme» hace una crítica tan demoledora de la obra de Rivera (y también de la de André Lhote), que en el siguiente encuentro entre ambos, una cena organizada por Léonce Rosenberg, crítico y pintor se van a las manos. Resultado del incidente fue el abandono definitivo del cubismo y la ruptura con Rosenberg y Picasso. Braque, Gris, Léger y sobre todo sus amigos más próximos como Lipchitz y Severini dan la espalda a Rivera, y el cuadro de éste, "Paisaje zapatista", adquirido por Rosenberg, no se expuso hasta los años treinta.
En el mismo año, Rivera comienza a estudiar intensamente la obra de Paul Cézanne, retornando así a la pintura figurativa. Vuelve a interesarse por la pintura holandesa del siglo XVII e inicia una serie de naturalezas muertas y retratos que muestran un fuerte parentesco con la obra de Ingres. Buscando un nuevo realismo expresivo, la obra de Rivera asume finalmente el estilo de Pierre-Auguste Renoir y su utilización del color, recurriendo a veces a elementos fauvistas. Su vuelta a la pintura figurativa encuentra el apoyo del médico y reconocido crítico de arte Elie Faure, quien ya en 1917 había invitado a Rivera a participar en una exposición colectiva organizada por él, bajo el título «Les Constructeurs». Más tarde escribiría sobre el pintor: «Hace casi doce años conocí en París a un hombre cuya inteligencia se podría calificar casi de antinatural. (...) Me contó cosas de México, país donde nació, cosas maravillosas. Es un mitólogo, pensé, o tal vez un mitómano.»
Es también Faure quien suscita en Rivera el interés por el Renacimiento italiano. Discutiendo con él sobre la necesidad de un arte con valores sociales y sobre la pintura mural como forma de representación, se le abren a Rivera amplios horizontes. Alberto J. Pani, embajador mexicano en Francia, que además de encargar a Rivera retratos suyos y de su mujer, había adquirido varios cuadros postcubistas de su compatriota, consigue que José Vasconcelos, nuevo rector de la universidad de Ciudad de México, financie a Rivera un viaje de estudios a Italia. Con una beca en su poder, Rivera parte en Febrero de 1920 para Italia, donde a lo largo de 17 meses estudiará el arte etrusco, bizantino y renacentista italiano. Tomando como modelos las obras de los maestros italianos, los paisajes, la arquitectura y las gentes, Rivera pinta más de 300 bocetos y dibujos, que según su costumbre reúne en cuadernos de apuntes y guarda en los bolsillos de sus chaquetas.
En la primavera de 1920, todavía durante su permanencia en Italia, Vasconcelos es nombrado ministro de educación de México. Bajo el gobierno del presidente Álvaro Obregón. Una de sus primeras iniciativas es un amplio programa de formación popular, que prevé también la pintura mural en edificios públicos como medio de culturización. Después de su regreso de Italia, en marzo de 1921, Rivera se siente atraído por la evolución política y social de México y decide abandonar definitivamente Europa. Deja en París a Angelina Beloff y a su hija Marika, nacida en 1919 de sus relaciones con Marevna Vorobev-Stebelska, una artista rusa a quien había conocido en 1915 y que frecuentaba los msmos círculos que Angelina Beloff. Durante algún tiempo, el pintor mantuvo relaciones con ambas mujeres al mismo tiempo, y en 1917 vivió con la pintora, una mujer de carácter impulsivo que era seis años más joven que él. Al regresar a México, Rivera perdió el contacto con ambas mujeres.

2 may 2008
Suzanne Valadon y su hijo, Maurice Utrillo

El propio Maurice Utrillo, recordaba que un día, yendo con su madre por la Rue Girardon, ésta le confesó que el hombre con barbas que iba por la otra acera, era su padre.
La pintora Lucie Valore, esposa de Maurice Utrillo, aseguraba tener pruebas de que el padre deMaurice había sido Puvis de Chavannes, de quien Suzanne había sido modelo. Y hablaba de la existencia de una carta en la que el maestro se comprometía a pasarle una pensión vitalicia de doscientos francos anuales.
SUZANNE VALADON: "Eres de los nuestros"



19 abr 2008
Dos mujeres del entorno surrealista: Remedios Varo y Claude Cahun. Cristina Ballestín Cucala


Cristina Ballestín Cucala presentó entonces su ponencia "Dos mujeres surrealistas: Remedios Varo y Claude Cahun".
(Cristina Ballestín Cucala es profesora de filología francesa en Facultad de CC. Humanas y de la Educación de la Universidad de Zaragoza -campus de Huesca-)
7 abr 2008
Mercè Ibarz: Remedios Varo la logicofobista
Los logicofobistas fueron surrealistas que se lo montaron por su cuenta, sin pedir permiso a París. Formaron el grupo en Lleida, nada menos. De la ciudad de la niebla surgieron con ímpetu y así tenemos hoy en la barcelonesa plaza de Orwell la escultura de Leandre Cristòfol, más conocida como el tripi, competidora en el favor de los jóvenes con el gato boteriano de la rambla del Raval. Remedios realizó en Barcelona unos fotomontajes deliciosos y potentes, en paralelo a sus trabajos para la casa de publicidad Thomson. Aquí conoció a una de sus parejas, el poeta francés Benjamin Péret, con el que se exilió primero a París y luego a México.
De la lógica imperante estaban hartos Remedios Varo y sus amigos. Ella incluso más, como Maruja Mallo, otra logicofobista. Las trayectorias y obras de estas mujeres libres lo confirman de principio a fin. Ser moderna cuesta lo suyo y no se deja de serlo así como así. En México desarrolló su magnética y persuasiva pintura, hasta su muerte en 1963. Su fértil colaboración con Leonora Carrington, inglesa indómita, también pintora y escritora, excéntricas y atrevidas las dos, es un legado sorprendente. Luis Buñuel y Octavio Paz se cuentan entre sus fans.
En el círculo de exiliados de Remedios estaba el fotógrafo Chiki Weisz. Lo presentó a Leonora y se casaron. Setenta años después, este mes de enero, se ha sabido que Weisz custodió y protegió 3.500 negativos inéditos de Robert Capa y Gerda Taro en la guerra civil española. Cuánta historia concita la Varo, cuánta y cuánta.
Ya en los ochenta del pasado siglo, el feminismo retomó su obra y la expandió. Así es como desde entonces sus imágenes resurgen aquí y allá, como si emanaran de sus Fuentes del Orinoco, uno de sus cuadros más célebres junto con Mujer saliendo del psicoanalista. El eminente estudioso mexicano Gonzalo Celorio la asimila a Remedios la bella de Cien años de soledad y ve su pintura como fundamento del realismo mágico latinoamericano... Logicofobista Remedios Varo, una desconocida más de la implacable lógica de este lugar."
5 abr 2008
Louise Bourgeois: exposición en el Centre Pompidour. París: 5 de marzo-2 de junio. 2008
Comisariada por Marie Laure Bernadac, la retrospectiva del Centro Pompidou consagrada a Louise Bourgeois reúne más de doscientas obras de toda la carrera de la artista, desde los primeros años treinta, hasta hoy.
Por vez primera, la más grande, quizá, de las artistas francesas vivas, recibe un histórico homenaje a una trayectoria que comenzó en París, creció y ganó celebridad en Nueva York, muy tardíamente, ya pasados los cincuenta años, al margen y enriqueciéndose con todas las escuelas dominantes de su tiempo, surrealismo, expresionismo abstracto, diálogo con las artes indias y africanas.
Todo comenzó en París, en el barrio de Saint-Germain-des-Prés, donde su padre, arquitecto paisajista, instaló a su amante en la casa familiar, provocando a su esposa e hijos atroces sufrimientos morales, que Louise Bourgeois a descrito de este modo: “Un buen día, mi padre nos torturaba a todos con sus historias, su cinismo. Y, repentinamente, mi madre, mi hermano y yo nos precipitamos sobre él, para pegarle. Durante muchos años, tuve insomnios con aquella imagen. En sueños, llegué a imaginar que devorábamos a mi padre”.
En el París de entre guerras, la joven Louise solo se siente atraída por la obra de otro marginal, Alberto Giacometti. Pero el hombre de su vida será un americano, historiador del arte, Robert Goldwater, especialista en relaciones entre el arte occidental y el arte de las civilizaciones africanas. La pareja Bourgeois – Goldwater huirá de Francia. Y ella no volverá nunca. Su obra se hará en Nueva York, aunque sus raíces últimas se pierdan siempre en la parisina alcoba íntima de sus padres.
Expatriada, al margen de todas las escuelas, Louise Bourgeois se abandonó con una precisión turbadora a las imágenes sádicas que persiguen a la mujer madura, evocando sin cesar las pesadillas de la infancia y la adolescencia. Un buen día, en París, su padre se “distrajo”, a los postres de una comida familiar, “esculpiendo” el cuerpo de una ninfa violada (su hija Louise) en la cáscara de una naranja, con un cuchillo de cocina. Décadas más tarde, la hija se “vengaría” con una instalación legendaria, La destrucción del padre (1974).
La majestuosa e inquietante retrospectiva del Centro Pompidou permite reconstruir esa relación íntima de la artista con las pesadillas de una vida encantada por terrores infantiles: muñecas violadas y despedazadas, sexos masculinos en permanente y trágica erección, grupos de hombres y mujeres que copulan sin cesar y sin placer, sexos femeninos profanados como objetos de supermercado, hogares violados con una violencia amarga, desolada, destructora.
En cuero, “latex” y materiales de modernidad industrial, fabricados en serie, la obra escultórica de Louise Bourgeois luce con una negra luz inquietante. El visitante la descubre a través de una de sus legendarias arañas gigantes: monstruos familiares que asaltan al visitante con solo abrir la puerta de un hogar vacío. Inquieto, despavorido, a sabiendas que entra en un mundo de íntimas pesadillas, el visitante descubrirá desérticos paisajes poblados con muñecos eróticos, enormes falos sufrientes y desafiantes.
La más célebre de las arañas / esculturas de Louise Bourgeois se llama Mamá. Una de sus esculturas más famosas se llama Fillete (Chiquilla): se trata de un enorme pene colgando en el vacío. La foto más conocida de Louise Bourgeois es un retrato realizado por Robert Mapplethorpe: la artista, con ese falo en los brazos. Entre sus obras más misteriosas, dibujos, esculturas, de casas vacías, habitadas por inquietantes sombras. Entre esas obras íntimas, hay una “instalación”: Casa vacía. En verdad, esa casa vacía era la casa que Louise Bourgeois compró para un hijo adoptado, en 1940, y fallecido prematuramente. La escultora decidió guardar ese hogar ya para siempre vacío, convirtiéndolo en una obra de arte, rara, misteriosa, Casa vacía. La anciana casi centenaria (96 años) continúa perseguida por la profanación del hogar donde nació, creció y descubrió, con espanto, la tragedia y el misterio de vivir en soledad."