Su interés profesional le inclinaba a realizar estudios de medicina pediátrica, pero su verdadera vocación la encontró en el mundo del arte. Inscrita en la universidad, conocida entonces como Cursos de Estudios Superiores para Mujeres, descubrió una academia de pintura donde estudiaba por las noches. Alentada por sus profesores, la futura pintora ingresó a la prestigiosa Academia de Bellas Artes de San Petersburgo en 1904, en donde permaneció hasta el año 1909, cuando decidió continuar sus estudios en París en la Academia de Henri Matisse y posteriormente en la Academia de Anglada Camarasa, donde conoció a la pintora española María Gutiérrez Blanchard. Paralelamente, estudió grabado en metal y grabado en madera.
Ese mismo año, en Brujas, Bélgica, conoció a Diego Rivera con quien se casó dos años después. En París nació el hijo de ambos, Diego, que murió con sólo catorce meses de edad durante el crudo invierno de 1917, en una época de Guerra Mundial, grandes penurias y miseria.
Ese mismo año, en Brujas, Bélgica, conoció a Diego Rivera con quien se casó dos años después. En París nació el hijo de ambos, Diego, que murió con sólo catorce meses de edad durante el crudo invierno de 1917, en una época de Guerra Mundial, grandes penurias y miseria.
Durante ese tiempo, Rivera mantuvo simultáneamente una relación con la también artista rusa Marevna, con la que tuvo una hija –Marika- a la que se negó a reconocer. El matrimonio Rivera-Beloff duró 12 años, hasta el regreso definitivo de Rivera a México, en 1921. Pese a la promesa de éste de enviar dinero para que se reuniera con él, Angelina Beloff nunca llegó a recibir ni siquiera una carta.
Tras once años logró reunir el dinero necesario para buscar a Rivera en México. Una vez allí descubrió que se había vuelto a casar dos veces. Cuando se encontraron, Rivera fingió no reconocerla y jamás la apoyó o visitó de nuevo.
Angelina Beloff se quedó en México y trabajó como maestra, dando clases de grabado. Su actividad como ilustradora, siempre presente, se hace notar en la colección de acuarelas para los cuentos "El soldadito de plomo" y "Los cisnes salvajes" de Hans Christian Andersen y "Construir un fuego" de Jack London. Su mayor aportación a la educación mexicana fue el libro que escribió con sus observaciones técnicas, escénicas y difusoras del Teatro Guiñol. Pintó muchos paisajes en donde captó su sentir por lo mexicano. Fue miembro de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y fundadora del Salón de la Plástica Mexicana (1949), participando en varias muestras colectivas.
Angelina Beloff murió en la Ciudad de México el 30 de diciembre de 1969 a los noventa años de edad.
Tras once años logró reunir el dinero necesario para buscar a Rivera en México. Una vez allí descubrió que se había vuelto a casar dos veces. Cuando se encontraron, Rivera fingió no reconocerla y jamás la apoyó o visitó de nuevo.
Angelina Beloff se quedó en México y trabajó como maestra, dando clases de grabado. Su actividad como ilustradora, siempre presente, se hace notar en la colección de acuarelas para los cuentos "El soldadito de plomo" y "Los cisnes salvajes" de Hans Christian Andersen y "Construir un fuego" de Jack London. Su mayor aportación a la educación mexicana fue el libro que escribió con sus observaciones técnicas, escénicas y difusoras del Teatro Guiñol. Pintó muchos paisajes en donde captó su sentir por lo mexicano. Fue miembro de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y fundadora del Salón de la Plástica Mexicana (1949), participando en varias muestras colectivas.
Angelina Beloff murió en la Ciudad de México el 30 de diciembre de 1969 a los noventa años de edad.
El Museo Dolores Olmedo, en Xochimilco (Mexico DF), dedica una Sala -la 12- a la obra de Angelina Beloff, junto a las salas dedicadas a Frida Kahlo y Diego Rivera.
(Imágenes: 1.- Fotografía de Angelina Beloff; 2.- Diego Rivera: Retrato de Angelina Beloff. 1909)
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